Hace dos años Bruce Springsteen contó a ROLLING STONE que acababa de escribir su primera canción sobre "un tipo que viste corbata". El músico había pasado gran parte de su carrera escribiendo sobre personajes que luchan por salir adelante en tiempos económicos duros, pero la crisis financiera le convenció de que era el momento de escribir sobre las fuerzas y las personas que habían llevado a América a un estado tan feo y delicado.
El resultado fue Wrecking ball (a la venta, el 6 de marzo), una mordaz crítica a la avaricia y la corrupción de Wall Street y una profunda mirada hacia la devastación que ha causado. "Es mi disco más directo", cuenta Springsteen en exclusiva a ROLLING STONE. "Con la posible excepción deNebraska, con el que este álbum tiene mucho en común", añade.
El esqueleto de Wrecking ball es una paleta de experimentos sonoros que Bruce ha creado con el productor Ron Aniello. "Básicamente, el disco empezó como una obra de música folk: sólo una guitarra y yo cantando sus canciones. Luego Ron me trajo una gran librería de sonidos que me permitieron explorar, con quizás algunos matices de hip-hop y de country-blues. La percusión actual llegó después. No habíamos preconcebido el uso de ningún instrumento concreto. Podía ir a cualquier lugar, hacer lo que quisiera, emplear cualquier cosa. El proceso de elaboración del disco fue absolutamente abierto y desprejuiciado", dice Bruce.
La canción que abre el álbum, We take care of our own, plantea una pregunta: ¿Cuidan los americanos de sí mismos? Los temas que le siguen alumbran la cuestión: el narrador de lento vals Jack of all trades se esfuerza en encontrar trabajo, mientras que el antihéroe del country-folk Easy moneydecide imitar a "todos los peces gordos" de Wall Street pasándose al bando de la delincuencia. La igualmente veloz Shackled and drawn, por su parte, ofrece un análisis político digno de Woody Guthrie: "El jugador agita el cubo de los dados, el trabajador paga la factura / Todo es gordo y fácil arriba, en la colina de la banca / En la colina de la banca la fiesta se está volviendo intensa / Aquí abajo estamos encadenados y demacrados".
La temática del disco plantea cómo la desesperación económica abre un camino para la búsqueda de la redención espiritual. Y acaba con un mensaje de esperanza con la ambiciosa We are alive. La canción transmite el sentimiento de un ritual irlandés, al tiempo que Springsteen homenajea a los americanos (y a los aspirantes a serlo) que murieron luchando por el progreso: "Fui asesinado en Maryland en 1877 / Cuando los trabajadores del ferrocarril se pusieron en pie / Fui asesinado en 1963, un domingo por la mañana en Birmingham / Morí el año pasado cruzando el desierto, mis hijos se quedaron atrás, en Sao Paulo… Estamos vivos / Y aunque yazcamos solos aquí, en la oscuridad / Nuestras almas se elevarán/ Para hacer que el fuego y la luz estallen / Para luchar hombro con hombro y corazón con corazón".
Hay sorpresas musicales a lo largo de toda la obra. Rocky ground expande la sensación hiphoperade Streets of Philadelphia (canción de Bruce, ganadora de un Oscar, que suena en la películaPhiladelphia), mientras que prevalece la voz de la cantante de góspel Michelle Moore, que incluso pronuncia un breve rap. Death to my hometown es un tema de inspiración Celta que no desencajaría en un disco de Dropkick Murphys. We are alive toma prestado el riff de trompeta de Ring of fire, de Johnny Cash; y Land of hope and dreams, originalmente escrita y tocada en directo con la E Street Band en 1999, ha sido reformada con percusión electrónica y un coro góspel.
Hope and dreams tiene un solo de saxofón ejecutado por el difunto Clarence Clemons. El saxo de Big Man también se escucha en Wrecking ball, junto a la trompeta de Curt Ramm -que será uno de los cinco miembros, al igual que Jake, el sobrino de Clemons, de la sección de vientos que acompañará a Bruce durante su inminente gira. Consulta aquí las fechas del rockero en España.
Fuente: www.rollingstone.es
No comments:
Post a Comment